miércoles, 27 de febrero de 2013

PARA LOS BANCOS: ¿SOMOS CLIENTES O USUARIOS?


Una dama esperaba después de mí,  la atención en una de las ventanillas de un banco en el Mall Aventura Plaza Arequipa. Estaba un poco indispuesta porque había observado que habiendo un total de nueve trabajadores que atendían a los consumidores, solamente uno estaba dispuesto a atendernos a todos los que estábamos en la fila esperando. Obviamente, advertí una vez más como lo había hecho en varias oportunidades, que estábamos en la fila de los denominados usuarios. También había otra fila para los denominados clientes y eran naturalmente atendidos por ocho trabajadores del banco. La dama, se expresaba diciendo que no era posible que una persona esté prestando el servicio a los usuarios y ocho personas atiendan a los clientes. En adición, hasta los llamados usuarios tenían alguna tarjeta del banco, ya sea de ahorro o de crédito. ¿Había algún criterio de discriminación? En todo el contexto, había otra fila destinada para los llamados banca exclusiva.
En los últimos años, las instituciones del sistema financiero se venían adecuando a los cambios que imponía el mercado. El avance de la tecnología, la diversidad de formas de pago, la seguridad ciudadana, hacía que el sistema diseñe mejores herramientas que permitan ofrecer un mejor servicio y operaciones adecuadas.
Más de uno podemos recordar que hasta hacía poco tiempo, en varios bancos del centro de la ciudad se habían instalado varias docenas de sillas, diseñadas para dos, tres o más personas, con el propósito de dar mejor comodidad y un buen servicio. Recuerdo que cuando un día ingresé al Banco de Crédito por ejemplo, habían instalado en toda su plataforma unas cincuenta o más sillas de ese tipo. Mucha gente esperaba sentada ser atendido, cuidando de ver en una pantalla del televisor su número de atención  respectivo. Después y según alguna información periodística diaria, algunas personas habían sido asaltados y se había escuchado que probablemente algunas personas de mal vivir que convivían con la delincuencia, también tomaban asiento como consumidores y observaban pacientemente a todos en general. Después de todo ello y donde ya no había toda la confianza, nuevamente un día volvimos a formas largas filas que se extendían en varias curvas. Luego aparecieron algunos pequeños letreros para usuarios, clientes y banca exclusiva. Claro que también se incluyó en una misma ventanilla o en otra a los discapacitados o de atención preferencial.
Todos los cambios son buenos y permiten una mejor organización. Hay transparencia, una mejor direccionalidad empresarial y mejores medidas de seguridad. Sin embargo, creo que llegamos al momento de seguir con más cambios. Al parecer, ahora a todos los consumidores hay que tratarlos como potenciales clientes. Un cliente es el consumidor habitual. Sin él, las compañías o los bancos no existirían. No es posible hacer una distinción muy clara entre usuarios y clientes. El cliente que es el eje potencial de cualquier compañía, necesita un nuevo tratamiento, una nueva técnica de marketing. Es natural que el sistema financiero adopte medidas de atención específica y se clasifiquen a los clientes en determinados grupos. Sin embargo, ya no es adecuado seguir con el mismo procedimiento, porque lo único que estamos haciendo es perder a potenciales consumidores. Es necesario seguir con nuevos estudios de mercado y capacitar a los trabajadores para que mejoren en su trato y cortesía.