La presente coyuntura presente algunas particularidades. Primeramente, podemos destacar el aspecto político, donde hay manifestaciones superestructurales. Por un lado, el llamado al diálogo de parte del ejecutivo en lo que respecta a algunos conflictos sociales, por ejemplo Yauri y Cajamarca, sin embargo se mantienen algunas imposiciones, como mantener todavía el estado de emergencia en algunas provincias del Cusco.
Las diversas comunidades no tienen la confianza absoluta en el comportamiento de algunas mineras, por la forma en que han visto su accionar en los últimos años. Parece que, es fácil tener una conceptualización de un problema cuando estamos lejos o simplemente somos simples observadores de oficina. Claro, miramos los conflictos desde nuestra posición, a veces comparando con las cifras de nuestro crecimiento, y decimos cuánto podría aportar numéricamente. Pero, otra cosa sería si nosotros seríamos parte del problema y viviéramos en esas zonas de la problemática social.
Ya lo dijeron diversos analistas, son necesarios los cambios de interlocutores. Nuestro premier, hace un buen tiempo que dejó de ser el agente adecuado. Otros integrantes del ejecutivo (llamése ministros), al parecer no se han involucrado al cien por ciento con la problemática de la población. Hace falta la decisión de hacerlo. No basta una buena adminsitración, es necesario estar en el mismo llano. Allí sí, se perciben las necesidades de una población que aún tiene esperanza. Esperaremos unos días para ver de qué forma se vislumbra un nuevo horizonte.
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