Mucho se ha dicho en estos días y con razón. Es verdad, hay temor por la presencia de los militares en las zonas donde dice el gobierno que hay narcoterroristas. Hay temor porque sabemos cuál es su metodología de enfrentamiento.
Desde siempre, en las comunidades andinas la fuerza del poder ha utilizado a su fuerza armada para imponer su orientación ideológica y política, a veces de manera franca y abierta, y otras veces, de forma oculta.
Hace algunos años tenían el nombre de terroristas, aunque en un tiempo se aclaraba que teníamos terrorismo de izquierda y terrorismo de derecha. Ahora son también narcoterroristas.
Lo real es que nos invade diariamente la palabra terrorismo, y ya no sabemos si en verdad estamos conviviendo con los terroristas propiamente dicho, o los hemos nombrado tanto que es necesario hacerlo a cada momento y todos los días.
Sobre el fallecimiento de la niña de Ranrapata y su posterior declaración del entorno político, diciendo que ha sido una "operación impecable", hemos vuelto a recordar la metodología empleada. La fuerza prepotente que todo lo sabe. La población humilde del campo que es engañada, y, la actuación política que solo busca ganar réditos, aún a costa de decir mentiras y falsedades.
!Basta ya de necedades! !Basta ya de aprovecharse a la gente del pueblo".
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