La presente coyuntura nos muestra una crisis política. No se resolvió el problema coyuntural anterior cuando se decidió incorporar algunos ministros de la noche a la mañana. Al parecer, no es cuestión de personas y que puedan estar alrededor del ejecutivo. Es más bien, aunque lo diría con cierta prudencia, cuestión del programa. Ahora, hay algunas críticas en el sentido de que no estamos en la famosa "hoja de ruta", aclarando obviamente que esta no es un programa de gobierno. Para algunos, estamos en nada, en el que solamente el proceso del libre mercado va conduciendo las riendas de la economía.
Se vislumbra muy claramente que el primer ministro no es la persona adecuada desde hace tiempo por la complejidad en que se han tornado los conflictos sociales. No ha sido capáz de llegar alturadamente a la población con un lenguaje democrático y en verdad dialogante. Aunque para algunos puede ser una forma de actuar y poner mano dura, no corresponde actuar de esa manera frente a esa masa de votantes que creyó en los cambios de la gran transformación.
De parte del entorno del ejecutivo, estan fallando las decisiones en torno a la relación social-político, y al entorno económico-social. En lo primero, hay un quiebre o distanciamiento en las decisiones gubernamentales que tienden a enfrentarse al sector social poblacional, sea de zonas urbanas y rurales. Y en el segundo aspecto,
no ha se llega a cohesionar el aspecto económico con el aspectos social, que la economía sea la fuente del desarrollo social en todos los niveles.
Hay ausencia de direccionalidad política ahora, aunque claro, no esta demás esperar y tener esperanza aún en que vendrán posibles cambios. Habrá que verlo.
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