miércoles, 22 de febrero de 2017

EL ARBOLITO


Por varios días un arbolito de una avenida de la ciudad estaba siendo pisado por los automóviles. Seguro unas semanas más y se convertía en polvo.


Desde hace varios meses el arbolito crecía en el sardinel. El espacio que uno destina en la avenida para sembrar y colocar flores y más. Entre la pista y la vereda. Tomaba vida. Se levantaba hacia el cielo abriendo sus pocas ramas y dado hojas de un color verde que animaba el ambiente. Obviamente alegrar y dar más vida a la avenida principal y al vecindario. Así como muchos arbolitos que miramos en nuestro caminar. Ya estaba creciendo y medía algo más de metro y medio y se embellecía. Se ponía más frondoso y tomaba forma. Una mañana amaneció quebrado por la mitad. Al parecer alguien dañó al arbolito. ¿Una persona que transitaba por la noche? ¿Un alcohólico? Advertí que para protegerlo alguna persona había colocado unas cuantas piedras a su alrededor. Así, el arbolito volvió a recobrar su energía y su fuerza para seguir con las ganas de dejar brotar más hojas verdes para el deleite del mundo. Se notaba que volvía a la vida aunque ya medía como unos cincuenta centímetros (medio metro). Pero seguía así, volviéndose más hermoso aunque más pequeño. Los autos pasaban muy cerca porque había una protección de algunas piedras. Otra mañana, algún automóvil conducido por el hombre chocó con las piedras y éstas se movieron un poco. El arbolito fue dañado nuevamente y un ramita muy pequeña se quebró, todavía así, se resistía a la acción del hombre que a veces no le interesa conservar y preservar la vida vegetal por ejemplo. Nuevamente la naturaleza y algo de lluvia hicieron que el arbolito vuelva a llenarse de vida para seguir dando hojas, aunque se veían algunas ramas pequeñas que al parecer empezaban a secarse. Así y todo, seguía de pie al costado de la avenida principal. No se dejaba avasallar por la acción del ser humano que a veces todo lo domina. No se dejaba dominar ni por los autos que ya empezaban a dañarlo más. Seguía así, tratando de crecer desde su tamaño y dar una hoja más al viento, a la vida y a la eternidad. Las piedras ya se habían movido más y otras desaparecieron. Y el hombre en su inconciencia y brutalidad, seguía conduciendo y sin cuidado pisaba lo que quedaba de ese arbolito que un día se estaba haciendo frondoso. Hasta que terminaron por aplastarlo totalmente. Quienes viven por el lugar limpiaron las pocas piedras pequeñas para que los autos puedan pasar libremente. Finalmente se notaba alguna rama un poco seca y amarillenta que parecía querer seguir creciendo, aunque estaba aplastada contra la tierra. Parece que en ese estado, el arbolito trataba de seguir vivo, sin embargo, el hombre con toda su racionalidad y como manda todo, lo seguía aplastando. Así. Anoche tomé la decisión de ir hacia ese lugar para sacar al arbolito (lo que quedaba del arbolito). Hoy en la mañana algo temprano fui hasta donde estaba y con una pequeña lampa y una herramienta comencé a sacarlo. Aproximadamente me tomó algo más de treinta minutos y me llené de energía al hacerlo, como rescatándolo del hombre. Luego, lo volví a plantar en una maceta por el momento para que tome vida y después trasladarlo al jardín o plantarlo frente a mi casa. 

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